Fin de ciclo. Llegó el momento de la despedida de estos dos años que comenzamos inmersos de lleno en la epidemia del Coronavirus. Solo nos veíamos la sonrisa durante el almuerzo, teníamos las manos esperando el gel en las entradas y salidas, y en las idas y venidas al aseo. Las filas para todo, el orden, la prudencia y el sentido común nos han guiado en esta etapa. Hemos intentado llenarla de luz para seguir adelante, incluso tomando todo este rigor como un juego.
Algunos se incorporaron a mitad de ciclo por la reestructuración de las aulas, y se integraron en el grupo bien, a pesar de tener que soportar la adaptación a una dinámica distinta de enseñanza, pues cada maestro tenemos nuestros métodos y hay siempre una impronta por la forma de ser de cada uno.
Hemos aprendido muchas cosas nuevas, unas estaban en el libro, y otras, que nos ha ido enseñando el día a día. Y gracias a la curiosidad de algunos miembros del grupo han salido a flote anécdotas y explicaciones culturales y científicas que venían a cuento y que estaban arrinconadas en el almacén de la memoria, algo que agradezco porque con alumnos curiosos e inquietos tienes que ponerte al día y rescatar cosas aprendidas que merece la pena enseñar.
Ha sido muy enriquecedor para mí, compartir con vosotros y vosotras dos cursos más de mi currículum. A las alturas en que me encuentro de mi vida como enseñante, cada curso que pasa me quedo sorprendido de observar y notar en mis adentros, que todos los días se aprenden cosas nuevas y que nuestra mente es flexible y capaz de adaptarse a los nuevos tiempos, a enseñar a niños a cuyos padres o a sus tíos les he podido dar clase cuando ellos eran niños, y a pesar de tener una carga genética tan cercana ha sido totalmente una experiencia nueva.
Actividades de nuestro taller de lecturas de libros interesantes, las excursiones, los conciertos, las obras de teatro, el carnaval, los diversos talleres que hemos realizado, y por supuesto, nuestra batucada Santo Agostinho, han sido estímulos y premios necesarios para salir de la rutina y algo con lo que también nos hemos formado como personas.
Nuestras vidas se han cruzado y a partir de ahora cuando nos encontremos en la calle no podremos evitar los recuerdos que nos produce el haber aprendido juntos.
¡Feliz Verano!
Vuestro maestro Sebastián Tolosa Cernicharo.
